La hora de dormir

                En algunas familias el hecho de acostarse, a cualquier hora del día o de la noche, constituye para los padres una lucha con su hijo desde la más tierna infancia. En otros casos la  batalla comienza a partir de los dos años, cuando el niño o niña quiere hacer valer su independencia. En otras ocasiones, los niños y niñas simplemente no tienen sueño cuando los padres piensan que deberían tener y otros niños y niñas combaten el sueño como si de un enemigo se tratara.

               En algunos casos, es posible que el niño o niña no se encuentre realmente cansado. Quizás estamos permitiendo que el niño o niña duerma hasta muy tarde por la mañana. Por lo que debemos adelantar de una forma gradual, con incrementos de diez minutos, la hora de despertarlo. Utilizaremos el mismo cambio gradual si las siestas son demasiado largas.

                Probablemente, la mejor forma de manejar ese conflicto continuo es evitar que la rutina de acostarse se convierta en un conflicto diario. 

                Algo que sirve de ayuda en la mayoría de los casos es una rutina a la hora de acostarse, adecuada a la edad del niño o niña y las circunstancias específicas de cada familia. Esto, contribuye a que los niños y niñas activos cambien de ritmo y se encuentren calmados cuando llegue la hora de dormir.

                No se trata de crear un programa rígido al que debamos adherirnos durante los próximos diez años; cualquier ritual cambiará y evolucionará a medida que los hijos crecen, y, probablemente, descubriréis que, los 15 o 20 minutos que pasáis con vuestro hijo en el momento de acostarle, realmente constituyen una experiencia agradable.

                Tanto el padre como la madre deberán turnarse a la hora de llevar al niño o niña a la cama, de manera que éste no insista en que sea el mismo el que haga los honores todas las noches. A continuación os ofrecemos una serie de consejos que pueden ayudaros en la creación de estas rutinas:

-Recordad, diez minutos antes, que se acerca el momento de irse  a la cama, si el niño o niña tiene alrededor de los cuatro años avisadle con más tiempo.

-Cread una atmósfera de tranquilidad antes de llevar el niño o niña a la cama para que no se encuentre demasiado estimulado. No sólo es difícil lograr que el niño o niña, excesivamente agitado, concilie el sueño, sino que también es más probable que se despierte durante la noche.

-Incorporad a la rutina de acostarse las actividades de cepillarse los dientes, lavarse o tomar un baño y ponerse el pijama.

-Escoged un libro para leerlo al niño o niña, uno que os guste a los dos. Probablemente el niño o niña lo solicitará con frecuencia. Leed sólo cuando el niño o niña esté ya en la cama. Alguna vez recitad poesías para variar o cantad una canción en voz suave, con niños y niñas más mayorcitos pueden utilizar un cassette con una de sus canciones preferidas. El ritmo posee un efecto relajante.

-Comentad sobre lo que harán al día siguiente.

-Convertid en un acontecimiento importante la tarea de apagar la luz de la habitación sea usted o su hijo quién lo haga. Si tiene miedo a la oscuridad, dejad un poco de luz en la habitación, hasta que progresivamente vaya superando este miedo.

 

                Con frecuencia los niños y niñas ponen a prueba la paciencia de sus padres alargando los rituales a la hora de acostarse. Estableced normas simples y constantes para ese momento. Sed constantes y elogiadle a la mañana siguiente por haber permanecido en la cama, así como a la noche siguiente durante las rutinas de sueño. 

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