Actividad física en la infancia
Nuestro ritmo de vida hace que en ocasiones pasemos demasiado tiempo sentados o acostados delante de una pantalla y nos perdamos los beneficios de la actividad física. También los niños se ven afectados por este modo de vida, tantas horas delante de la televisión o en el colegio, aunque afortunadamente en la escuela es uno de los lugares donde más actividad física realizan.
El deporte o la actividad física ha de ser practicada como un juego, de forma individual o en grupo, interaccionando con los compañeros y de un modo habitual. Si logramos que los niños estén en movimiento, al tiempo que se divierten obtendrán numerosos beneficios.
Las ventajas de practicar ejercicio son tanto físicas como emocionales, son conocidas y han sido avaladas por numerosos estudios a lo largo de la historia. Destacamos algunos beneficios de la actividad física infantil que nos recuerdan que nuestros hijos deben hacer deporte.
- El niño se relaciona con sus semejantes, otros niños o adultos, comprendiendo las reglas del juego y experimentando. Se hace más colaborador y menos individual, reconociendo y respetando a sus semejantes.
- El niño aprende (a veces poco a poco) a superar la timidez, y amplían sus mecanismos de relación social y la seguridad y confianza en sí mismo.
- En el deporte en grupo el niño aprende a adquirir responsabilidades y a cooperar.
- La actividad física puede frenar los impulsos excesivos de los niños que aún no saben controlar el exceso de nervios o de energía.
- Produce una mejora y un aumento de las posibilidades motoras del niño, movimientos coordinados, fuerza…
- La actividad física contribuye a una adecuada maduración del sistema muscular y esquelético. Huesos y músculos fuertes son la base para un crecimiento adecuado.
- Potencia la creación de hábitos saludables, desde la propia práctica del ejercicio a una alimentación sana o una adecuada higiene corporal, cuestiones a las que los padres debemos contribuir con nuestro ejemplo y enseñanzas.
- Y, tal vez lo más importante para el propio niño, que le anime a seguir practicando ejercicio, es que el niño se divierte al considerar la actividad física o el deporte como un juego, en el que la competición y las exigencias están en un nivel inferior al disfrute.
Desde que son bebés los padres podemos favorecer la actividad física (lógicamente limitada y con nuestra ayuda al principio), y conforme crezcan nuestros hijos podemos animarles y acompañarles en sus primeras actividades físicas, desde gatear a aprender a dar saltos, pasando después a ampliar el campo de juego junto a nosotros y otros niños.
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