¿Por qué le gusta disfrazarse?

       Disfrazarse es un acontecimiento especial para un niño porque le permite presumir y ser el centro de todas las miradas. Eso le hace sentirse importante . Por eso no suele gustarles el taparse la cara con máscaras que le resten protagonismo e impidan al mundo saber que es él.
A partir de los cuatro años, el niño puede dar rienda suelta a su imaginación y transformarse en hada o supermán. En ese momento se identifica con el personaje que representa, aprende de sus características y disfruta de sus sentimientos.

       Dejar que un niño elija de qué quiere disfrazarse es conocer muchas cosas de él. De hecho si os fijáis en su disfraz, sabréis cómo se siente y cómo quiere ser. Esto ocurre porque para el niño, debido a su capacidad simbólica, no hay diferencia entre ir vestido de algo y serlo.

       Interpretar un papel ayuda al niño a superar aquellos miedos que le asustan a diario. Cuando a un niño le asusta un monstruo o un fantasma porque sueña con ellos, el hecho de disfrazarse de éstos le permite reírse de eso que en la vida cotidiana le da tanto miedo y, poco a poco, sin ser consciente de ello, va superando su temor, desdramatiza la situación y puede asimilarla.

       Disfrazarse de rey o de reina le hace sentirse seguro y poderoso. En nuestro Centro es habitual recurrir mucho a disfraces, juegos de imitación y representaciones cuando tratamos de enseñar a los niños habilidades sociales, de esta forma a los muy tímidos les resulta más fácil el saludar a una visita por ejemplo o simplemente les ayuda a integrarse con los demás compañeros disfrazándose de algún personaje decidido, dicharachero y resuelto.
 

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